A mediados
de mayo me toco volver a las Islas Salomón, después de casi 6 meses.
Fue una extraña
sensación volver al lugar donde viví durante los últimos 3 años y donde pasamos
tantas cosas como familia (la mayoría buenas) las cuales quedaron registradas
en múltiples entradas de este y el blog anterior.
La razón
de mi viaje en realidad fue por UNICEF y no tanto World Vision. Fue UNICEF en
esta ocasión que me contrato para hacer un asesoramiento de salud a nivel
provincial. Lleno de humildad (y un poco de orgullo) tengo que comentar que fue
UNICEF que pidió a World Vision específicamente que yo fuera el que haga el
estudio de campo. Ellos tenían dinero y querían hacer un proyecto materno
infantil en Temotu pero querían data “creíble y fiable” (esto debido a que
UNICEF leyó otros estudios de campo que he hecho en Salomón, Vanuatu y Guinea y
les gusto). A cambio de mis dos semanas en las Islas Salomón y mi informe World
Vision recibió 2 millones de dólares para hacer un proyecto materno infantil en
Temotu que comienza el 1 de octubre.
Fue así
como me encontré nuevamente en la provincia de Temotu, más precisamente en la
Isla de Santa Cruz. Esta Isla fue azotada por un terremoto de 8.0 de magnitud según
la escala de Ritcher al cual le siguió casi de manera inmediata un tsunami de
grandes proporciones que barrio con varias aldeas, especialmente aquellas que
estaban situadas en islas de corales a solo centímetros sobre el nivel del mar.
Eso fue en febrero, para mayo cuando yo llegue gran parte de la vegetación y
casas se habían recuperado. Lamentablemente las plantaciones de comida básica como
las batatas, bananas, mandioca y taro fueron afectadas de gran manera. La
tierra también quedo afectada por la gran cantidad de agua salada que entro y
saturo la tierra fértil. Algunas zonas quedaran sin cultivar por varios años.
Llegamos
al aeropuerto de Lata el martes a la tarde después de que el avión saliera 5
horas tarde de Honiara. Mal no me vino porque pude atender otros asuntos de
otros proyectos de salud en la oficina mientras confirmaban la hora de salida.
Hubo un poco de preocupación porque hay un solo vuelo por semana y muchas veces
se cancela lo cual hace que la gente se quede varada de un lado o del otro. En
todo caso preferia quedarme varado en Honiara que en Lata!
Al
llegar a destino junto con mi comitiva (gente del ministerio de salud, UNICEF y
World Vision) fui recibido con el collar de flores correspondientes de gente
VIP (lo cual aparentemente era en esa oportunidad!)
Hice
base en la oficina de World Vision pero en realidad los 3 días de entrenamiento
los hicimos en una salita del Hospital provincial, el cual pueden ver en la foto
de abajo.
Lata no
era nuevo para mí, pero hace tiempo que había ido por última vez (acá esta la historia
de mi último viaje a esa zona… click) Estaba bueno volver a la aldea y dar una
vueltita por el mercado a tomarse un agua de coco tibia que me pelo esta señora
de la foto y ver a los barcos semi-hundidos.
Antes de
recolectar la información que necesitábamos para hacer el informe para UNICEF
organice un entrenamiento de 3 días para todas las personas que iban a salir a
las aldeas conmigo. Habia gente del Hospital local, gente del ministerio de
salud a nivel nacional, gente de UNICEF y World Vision de Honiara y Temotu y gente
de las aldeas que íbamos a visitar. Entre todos eran como 40 personas así que venía
bien poblado el curso. Repasamos lo básico en cuanto a salud primaria
materno-infantil, complicaciones, como tomar medidas antropométricas y muestras
de sangre (para medir hemoglobina) etc. Tres días bastante intensos llenos de teoría.
Como todavía había varios aftershocks del terremoto original yo dormía
totalmente vestido por si tenía que correr afuera a la noche. Tal cual, el
jueves a la madrugada nos encontró a todos afuera de la casa de tránsito a las
3:30 de la mañana después de un buen temblor que al final no paso a mayores.
Finalmente
el viernes llego el día de salir a recolectar la información que necesitaba
para que después la analice usando SPSS y en base a lo encontrado escribir mi
informe (que fue de 80 páginas) más las recomendaciones a UNICEF. Así
comenzamos en una aldea al Oeste de Lata y fuimos trabajando en sentido
contrario hasta evaluar las 17 aldeas que teníamos previstas ver en esa Islas.
Luego el grupo se fue a las Islas de arrecifes donde evaluaron a otras 8 aldeas
más (para ese entonces yo ya había vuelto a Honiara satisfecho de que la recolección
de data estaba bien hecha)
Nos
pasamos la semana viajando de aldea en aldea atrás de un camión por los
horrendos senderos apenas transitables en vehículo, evaluando la situación de
salud en general, visitando centros de salud, hogares y lugares afectados por
el tsunami, tomando muestras de sangre y medidas antropométricas para determinar
el grado de malnutrición en los niños. Días arduos de trabajo, pero siempre
recompensados al ver la sonrisa de la gente y pequeños gestos de amabilidad
como ofrecernos frutas y lugar donde refugiarse por las noches o cuando venía
alguna de las frecuentes lluvias tropicales. La belleza del lugar es increíble y
nunca para de sorprenderme.
Los niños
rubios y simpáticos de las Islas Salomón
Un arbol que quedo en pie pos-tsunami
Empacando las cosas en el camion despues de un dia de trabajo y antes de que llegue la lluvia
A veces
los días se hacían largo, pero siempre era útil ver este bolso de uno de los
recolectores de información con este dicho popular del Che, “Hasta la victoria
siempre” o como dicen los Chicos “Hasta la victoria sifpre”
Esta es
la casa del jefe de una de las aldeas que visitamos En cada aldea hay que hacer
una explicación minuciosa de lo que vamos a hacer antes de que el jefe de su
permiso. Cuando finalmente está de acuerdo llama a toda la aldea junta para
explicar quiénes somos y que queremos. Una vez que esto sucede (puede tardar
varias horas) recién ahí se puede empezar a trabajar más o menos de forma organizada.
Tuvimos que esperar hasta que el gato estuviera presente y cómodo, como florero
en medio del piso.
Así pase
mi semana en las Islas de Temotu. Finalmente regrese a Honiara donde pude pasar
el fin de semana en casa de varios amigos. El lunes volvía del manejando y
pensando en las cosas que tenía que hacer. Cuando me di cuenta estaba ya a más
de mitad de camino hacia la casa en la que vivíamos el año pasado. La costumbre
me llevo a pasar el hotel donde me estaba hospedando y seguir rumbo a “casa”.
El
domingo por supuesto no desaproveche la oportunidad de ir a bucear con mi amigo
e instructor de buceo Phil. Estuvo genial ver a mi grupo de buceo después de 6
meses y como era una ocasión especial no falto la “pequeña” sorpresa que nos acompañó
en nuestra zambullida, un cocodrilo de 3.5 metros… Al salir de nuestra última
buceada del día en Bonegi 2 vimos que había un montón de locales con piedras en
las manos corriendo hacia la costa y gritando que saliéramos que había un
cocodrilo. Dicho y hecho ahí a unos pocos metros están flotando una bestia marrón
verdosa la cual aparentemente no acompaño mientras estábamos bajo agua (pero
nunca vimos) Un tipo nos dijo que veía nuestras burbujas y que el cocodrilo
andaba encima…
Fue un
viaje un tanto extraño, de sentimientos encontrados, pero interesante. Lo mejor
fue ver a todos los amigos que dejamos en Honiara.