El departamento
que alquilamos en Dubái nos salió bastante bien. A pesar de estar a cierta
distancia del centro de la ciudad, el hotel tenia servicio de colectivo gratis
dos veces por día y siempre había taxis disponibles, o por casi el mismo precio,
el coche del hotel que te llevaba con chofer hasta donde uno quería ir. Por una
fracción de lo que sale alquilar un departamento en la ciudad nosotros
conseguimos este, que tenía dos piezas grandes, 3 baños, lavadero, una sala con
balcón gigante y una cocina muy cómoda con todas las facilidades. El
departamento está en un edificio de 15 pisos que han hecho recientemente. Está pensado
como para alquilar o vender a gente que vive en Dubái y no como alquiler de tránsito,
pero hasta que los vendan o alquilen a largo plazo, los están ofreciendo en internet
para alquilar a turistas por poco dinero (aguante wotif.com). El único problema,
como mencione anteriormente es que los taxis nunca saben dónde queda por ser un
edificio nuevo y queda distante de la ciudad.
Hay muchos
lugares en Dubai para visitar, pero confinados a solo 2 días en la ciudad
tuvimos que elegir bien que íbamos a ver, con la esperanza de que en algún momento
futuro podamos pasar algunos días más por esta zona. Ya habíamos recorrido el
Dubai Mall y visto algunos de los edificios del centro. Nos quedaba ver el
famoso hotel Burj Al Arab en la zona de Jumeirah, sobre el golfo pérsico.
Lamentablemente hoy en día ya no se puede acceder al hotel a menos que uno este
parando allí o sea invitado especialmente por un huésped. Nosotros después de
medir nuestra billetera decidimos quedarnos en el hotel donde estábamos y
ahorrarnos los 2,500 dólares por noche que sale la pieza más chica disponible
en el Burj Al Arab (la más cara está a más de 40,000 dólares la noche o esta al
Suite Real a 137,000 dólares la noche-
alguna gente no sabe qué hacer con su dinero). En fin este hotel actualmente es el cuarto más alto del mundo, con 321
metros de altura. Fue inaugurado en 1999. La forma del hotel está inspirada en
una embarcación a vela (transporte que eran muy populares entre los árabes de
esta zona hace mucho tiempo atrás) El hotel está construido sobre una isla sobre
el mar Pérsico y conectada a tierra firme por una carretera de 270 metros del
largo.
Yo pensé que
este edificio me iba a impactar más después de haber leído tanto acerca del
hotel, pero puede ser debido a la hora del día (mediodía) o por el ángulo en el
que lo vimos, no sé, como que faltaba algo. No deja de ser impresionante, pero
no me impacto como yo pensaba. No experimente esa sensación de “Wooowwww que
edificio!!!!”, como cuando pise la plaza
roja en Moscú, caminar en el Pelourinho en Salvador Bahía, caminar por el Taj Mahal
en Agra o ver el parlamento en Budapest. Esto fue más como estar en la fontana
de Trevi o ver la escultura de la sirenita en Copenhague- todo el mundo hace
alaraco de estas últimas, pero la fontana es una fuente a la cual, hoy en día,
miles de personas le tiran monedas y no sirve para nada más que eso porque Roma
ahora tiene canillas! Hace muchísimo tiempo era el punto de encuentro de 3
rutas (tre vi) y durante 400 años la fuente de agua para la población romana. Lamentablemente
en el 538 durante la guerra Gótica y el asedio a Roma los godos rompieron el acueducto
y los romanos tuvieron que tomar agua del rio Tiber que resulto (literalmente)
en que se cagaron la vida. Historia fascinante, pero cuando estás ahí y miras
la fuente con cientos de turistas alrededor es mmmmm….si…OK, bueno ídem con el
Burj Al Arab. No deja de ser fascinante, imponente, enorme, lujoso y estaba muy
agradecido de poder esta ahí y verlo en persona, pero pensé que me iba a impresionar
más. El golfo persa sí que es lindo, que mar!.
Del Burj Al
Arab seguimos camino por la costa en la avenida de Jumeirah, entre Ferraris,
Porches y Lamborghinis para llegar a la mezquita de Jumeirah, una de las
mezquitas más visitadas por no-musulmanes en Dubái. Sin duda esta sociedad
tiene una cultura con influencia religiosa (islámica) muy arraigada, pero a su
vez muy tolerante también de las otras religiones y costumbres internacionales
comparada a otros países del medio oriente (la plata tira; aparentemente ayuda
a adaptar las costumbres de la gente con tal que fluya, esto por supuesto no
solo se limita a los musulmanes) La mezquita, aunque solo la pudimos visitar de
afuera, y aparentemente la mejor hora para visitar es a la puesta de sol y no a
media tarde, igual me pareció impresionante, para mí por lo menos que me gusta
este tipo de arquitectura medieval. Esta mezquita como todas está equipada en
las torres con parlantes de última generación para que toda la ciudad pueda
escuchar las 5 oraciones diarias (salat) que hacen todos los buenos musulmanes,
pequeñas cosas que traen recuerdos de mis meses en la India.
De la
mezquita nos dirigimos nuevamente al centro, pasando por un sinfín de edificios
enormes, pero en todo momento destacándose el Burj Khalifa por sobre todos
estos. Pasamos un rato en el Mall y cenamos ahí antes de retornar al departamento
para arreglar nuestras valijas ya que a la mañana siguiente, bien temprano emprenderíamos
el largo vuelo a Australia, nuestra última parada antes de llegar a nuestro
nuevo hogar.
El sol nos saludaba
en el amanecer de nuestro tercer día en Dubái mientras la niebla se levantaba
del piso del desierto y nosotros cargábamos la camioneta con las valijas para
hacer nuestro camino hacia el aeropuerto. Dubái sin duda vale la pena visitar
por unos días. Todavía nos quedaron cosas para ver y conocer. Me hubiera
gustado hacer algo en el desierto, un tour en camello o visitar algunas aldeas más
remotas y poder ver como cocinan comidas tradicionales, quedara en el tintero
para la próxima con un poco más de tiempo.
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